Dos dermatólogos, cirujanos y especialistas en cáncer de piel, como lo son los doctores Eduardo López Bran y Alberto Conde Taboada, jefe de servicio y adjunto del Hospital Clínico Universitario San Carlos de Madrid, respectivamente, permiten a EFEsalud acompañarles en una operación quirúrgica para extirpar un carcinoma basocelular que “poco a poco” ha crecido en la nariz de una de sus pacientes.

Según recoge “El Libro Blanco del Cáncer de Piel”, con el que trabaja la Academia Española de Dermatología y Venereología (EADV), la incidencia de los cánceres de piel aumenta alrededor de un 10% en países como España: “El más frecuente en nuestro país es el carcinoma basocelular con 116.400 pacientes al año, como sucede en otras partes del mundo”, corroboran.

Una enfermera de quirófano posiciona la iluminación sobre la mesa de operaciones, donde los doctores López Bran y Conde Taboada se disponen a eliminar un cáncer de piel sobresaliente en la nariz de Dolores. Serie de fotografías por David Talles.

Los detalles escabrosos del carcinoma basocelular

La piel se compone de tres capas: epidermis, dermis e hipodermis. La capa que vemos, epidermis o cutícula, se compone, a su vez, de células muertas, que se van desprendiendo de nuestro cuerpo, y de células basales, que las van sustituyendo. Las células basales son cúbicas y se aplanan a medida que ascienden hacia la superficie.

El daño que ocasionan las quemaduras solares es, básicamente, un exceso de oxidación de la piel, lo que conlleva la muerte de queratinocitos -células predominantes en la epidermis-; situación que causa diversos tipos de machas y arrugas en la piel; su envejecimiento prematuro.

La radiación solar también produce una serie de cambios a nivel genético, variabilidad que puede generar un cáncer en el futuro: el uso de fotoprotección durante los primeros veinte años de vida (cremas, ropas, gorros, sombrillas), sobre todo en personas con piel clara o rosácea, reduce en un 85% el riesgo de padecer un cáncer de piel.

El carcinoma basocelular se origina en la capa basal de la epidermis, justo antes de la segunda capa o dermis, sobre todo en aquellas zonas corporales más expuestas a la luz solar: cuero cabelludo en personas con calvicie, orejas, zona ocular, nariz y escote.

“Este carcinoma agrede principalmente a nuestra cara, sobre todo a la nariz. Esa ‘heridita’ que no cierra; esa ‘ulcerita’ que crece; o ese nódulo que cada vez es mayor, o está más elevado, pueden ser los primeros síntomas de un cáncer de piel”, señala el doctor Eduardo López Bran.

A diferencia del melanoma, más mortal, suele aparecer hacia los 50 o 60 años de edad, ya que la piel tiene memoria y no olvida décadas de radiación. Es habitual que la prevalencia remarque más a los ancianos que a las personas de mediana edad.

Las quemaduras son recurrentes al principio del verano, cuando nuestra piel, todavía débil y de tonalidades más claras, se expone abiertamente a los rayos del sol.  Con el paso de los días, esta piel se va defendiendo como puede de la radiación solar, “circunstancia que no nos debe hacer bajar la guardia, y menos aún cuando hablamos de la niñez, la adolescencia o la juventud”, subraya el dermatólogo.

Con los bebés es imprescindible mantener una precaución radical, nunca hay que poner en riesgo su piel, su futuro: hasta que cumplan un añito debemos mantenerlos bajo la sombrilla con ropa apropiada, gafas, sombrerito e hidratarl@s constantemente; además, debemos aplicarles crema de alta protección en todo  el cuerpo, especialmente en la cara, nariz, cuero cabelludo, nuca, orejitas, cuello, brazos y manitas“.

Apariencia de los carcinomas basocelulares:

  • Nodular: Lesiones lisas y de textura perlada.
  • Superficial: Una placa eritematosa (enrojecimiento por vasodilatación).
  • Esclerodermiforme: Placas blanquecinas.
  • Ulcus rodens: Ulceraciones que se infiltran en la piel.
  • Pigmentado: Es necesario hacer un diagnóstico para diferenciarlo del melanoma.
  • Fibroepitelial de pingus: Rojizo, aparece sobre todo en el tronco.

Es muy raro que estos tumores lleguen a niveles metastásicos -proliferación hacia otras partes del cuerpo-, por lo que es muy fácil curarlos en estadios iniciales. Aún así, la amenaza no es desdeñable si las células malignas alcanzan las órbitas de los ojos o la cavidad intracraneal a través de los ganglios linfáticos próximos al tumor.

“El diagnóstico precoz y una cirugía sencilla permiten a los médicos erradicarlo sin mayores consecuencias. Solo en un porcentaje ínfimo de casos es necesario buscar alguna alternativa terapéutica de mayor calado para solucionarlo definitivamente, como la radioterapia o la quimioterapia”, apunta nuestro experto en trasplante capilar.

En el 99% de los casos el tratamiento es sencillo y eficaz:

  • Curetaje y electrocoagulación: Raspar y cauterizar.
  • Crioterapia: Destruye el tumor con nitrógeno líquido.
  • Terapia fotodinámica: Aplica una sustancia fotosensibilizante y destruye las células de forma selectiva.
  • Cirugía convencional: Extirpación del tumor (solo un 2%-3% de casos tienen recidiva).
  • Cirugía de Mohs: Cuando los tumores son recurrentes y en zonas de riesgo. El tumor se elimina por capas evitando tocar el tejido sano.

“Operación Carcinoma” en la nariz

Dolores en el quirófano, paciente de 90 años de edad.
Dolores, una mujer madrileña de 90 años, padecía, hasta hace unas pocas semanas, un carcinoma basocelular en el dorso nasal, por encima de la aleta izquierda. En su juventud disfrutaba sin miramientos tanto de la “playa de Madrid” (piscina situada en la ribera del río Manzanares) como de la abarrotada playa alicantina de Benidorm en la costa mediterránea española. Entonces, Dolores no era consciente de los peligros de la radiación ultravioleta veraniega, como la mayoría de las personas de su edad, y no llegó a utilizar crema de protección solar, especialmente en la cara. Este mal hábito del estío lo mantuvo hasta que los médicos le aconsejaron que se aplicara un fotoprotector adecuado a su tipo de piel, similar al que lucen muchas personas del norte de Europa, y que, además, protegiera sus hombros con camisolas y su cabeza con un sombrero.
Medición del tamaño de un tumor basocelular en la nariz.
Para comenzar esta cirugía convencional se perfila y señaliza con un rotulador especial el área de piel y tumoración que se va a extirpar: lateralidad y profundidad adecuadas con el fin de eliminar por completo las células cancerosas y evitar la recidiva (reaparición). También se mide el tamaño exterior del carcinoma.
Los cirujanos marcan la zona de piel o colgajo que utilizarán para reparar la herida abierta que deja la extirpación del tumor. Después, administran anestesia local. A Dolores “los pinchazos le duelen un poquito.
Los doctores López Bran y Conde Taboada extirpan el carcinoma basocelular. La pieza tumoral, que se guarda en un bote con formol -antiséptico para conservar muestras-, se envía al Servicio de Anatomopatología cutánea para confirmar el diagnóstico clínico de sospecha y se ratifique el éxito total de la operación.
El tumor, aparentemente, ha sido extirpado en su totalidad. “Dolores está curada, salvo indicación contraria del anatomopatólogo”. Los vasos sanguíneos de la pared nasal están controlados por el uso de hemostasis (bisturí eléctrico, en este caso); no hay hemorragias para evitar complicaciones en el postoperatorio.
Después de extirpar el tumor se repara el defecto quirúrgico generado con un colgajo de piel desplazada desde la zona contigua, en el surco nasogeniano: “Tallamos el colgajo y tapamos la herida para que el resultado estético sea perfecto”.
El doctor Alberto Conde Taboada
Para el dermátologo y cirujano, Alberto Conde Taboada, “operar en la piel de la nariz es complicado porque toda la zona debe quedar anatómicamente recta y simétrica. Si hiciéramos un cierre sencillo, que resultaría más fácil y rápido, la pared nasal se desviaría hacia uno de los lados; condición siempre antiestética a largo plazo. Por eso intentamos hacer un colgajo de reconstrucción que nos permita restañar le herida consiguiendo una nariz bonita y natural”.
La cicatrización de la herida es muy rápida y con el tiempo será “invisible”, ya que los cirujanos la han escondido entre los pliegues y surcos naturales de la piel. “Como es lógico, es posible que a los pacientes no les importe su imagen hasta que se vean curados del cáncer, pero siempre resulta fundamental para un buen médico cumplir con todos los objetivos. La cirugía en la cara es muy deformante y si la excelencia del resultado estético se encuentra en nuestras manos la satisfacción será mucho mayor cuando nuestros pacientes vuelven a la consulta con un aspecto inmejorable”, destacan.
Vendaje en la zona de la nariz de Dolores, paciente a la que se le ha extirpado un carcinoma basocelular
La operación de carcinoma basocelular en la nariz finaliza con el vendaje en la zona intervenida. Dolores, después de las curas preceptivas en el Servicio de Enfermería, acudirá a consulta a los seis y doce meses para estudiar la evolución de la zona nasal ante una posible recidiva, tesitura que solo sucede en un 2% o 3% de los casos. Entonces necesitaría una segunda intervención quirúrgica o algún otro tratamiento paliativo para corregir definitivamente el cáncer de piel.

El consejo de nuestro dermatólogo de referencia:

Tres mujeres toman el sol en la playa.
“El moreno exprés de fin de semana que lucimos con descaro en un evento social es muy perjudicial para la salud. El mejor bronceado, saludable al 100%, se adquiere con el paso del tiempo y con la fotoprotección adecuada. Estar moren@s a cualquier precio no es estar guap@s”, concluye el doctor Eduardo López Bran.