Manchas en la piel por los efectos del sol, día a día, arrugas en la frente y en el entrecejo, ojeras pronunciadas y amarronadas, pómulos flácidos, surcos nasogenianos y nasolabiales generados por los movimientos de nuestra boca (hablar, gesticular, reír), y falta de tensión en toda la cara empiezan a ser evidentes hacia los cuarenta años de edad cuando nos miramos al espejo; un delator del paso de los años en el hombre y la mujer que desconoce por completo el valor simbólico de la piedad.
La doctora Alejandra Méndez de Vigo, especialista en Medicina Estética, y el doctor Eduardo López Bran, director de la Clínica Imema de Madrid, nos muestran en cuatro pasos “las técnicas más seguras y eficaces para rejuvenecer nuestra piel, nuestra expresión y nuestra mirada” con el fin de obtener la mejor de nuestras sonrisas: rayo láser con luz pulsada para eliminar manchas; bótox para alisar arrugas; ácido hialurónico para suavizar ojeras y surcos; y terapia fotodinámica con tecnología LED para revitalizar el colágeno y estimular la renovación celular de la epidermis y la dermis.
Con el paso del tiempo, la piel pierde luminosidad e hidratación y se vuelve más sensible a las agresiones externas, como los rayos ultravioleta. Comienzan a aparecer manchas solares en la cara, en el cuello y en el pecho (escote), incluso en las manos. “Es un signo claro del envejecimiento”, señala la doctora Méndez de Vigo, “una virtuosa del láser, del bótox y del relleno cutáneo”, asegura el doctor López Bran.
Sin cremas o maquillajes y con la piel perfectamente limpia, se aplica un gel en la cara y se dispara el rayo láser sobre la superficie de la piel. La paciente notará, tan solo, alguna molestia, “punzadas -confirma Mayte- y algo de quemazón”; la piel se quedará un poco “rojita” durante unas horas. Las manchas solares se oscurecen, situación que perdurará hasta una semana después del tratamiento. Luego, la piel superficial de estas manchas se cae. Se comprueba, entonces, que las manchas han desaparecido o son mucho más claras que antes. Para eliminar por completo las manchas este procedimiento se repite tres o cuatro veces, dependiendo de la gravedad de las manchas en el paciente. Cada sesión se efectúa en intervalos de un mes, aproximadamente.
Mayte “aguanta el dolor leve” que le causa la luz pulsada…. el tratamiento molesta en las zonas más sensibles de la cara y en aquellas otras donde se pueda encontrar más acumulación de melanina, ya que el rayo láser la estimula. No todos los láseres sirven por igual para un tratamiento facial. Dependerá del objetivo, ya que no es lo mismo quitar las cicatrices del acné que suprimir manchas solares o atenuar las “venitas” visibles que puedan recorrer nuestro rostro. La calidad del rayo láser garantiza, además, la seguridad del tratamiento. Es fundamental que cuente con el sello de calidad médica que proporciona la Unión Europea, tecnología que solo pueden usar personas altamente cualificadas y con gran nivel de experiencia. “Son intervenciones que no están exentas de riesgos importantes para la salud -dice la Dra. Méndez-. Tenemos que saber qué estamos haciendo en cada momento”.
El tratamiento de luz pulsada se tiene que realizar en invierno, puesto que no se puede tomar el sol, al menos durante un mes, y debemos aplicar, después de cada sesión, crema de protección solar cada dos o tres horas siempre que paseemos por la calle durante el día.
Toxina botulínica (bótox) y ácido hialurónico
Cuando hombres y mujeres comienzan a tener arrugas y surcos marcados en la cara, además de indefinición del óvalo facial -piel fina y flácida-, entran en juego tanto el bótox (marca comercial de la toxina botulínica tipo A) para inmovilizar ciertos músculos, como el ácido hialurónico para rellenar volúmenes perdidos.
El bótox tiene múltiples posibilidades para solucionar temporalmente ciertas patologías, como hiperhidrosis, bruxismo, blefaroespasmo o estrabismo. En el caso estético se utiliza para el tratamiento de las arrugas de expresión del tercio superior facial. Se atenúan los pliegues que van apareciendo en el entrecejo, la frente o lo que denominamos patas de gallo. La toxina botulínica reduce la fuerza muscular o paraliza el músculo. Su efecto es transitorio y es necesario aplicarlo de nuevo cada 4 o 6 meses en función del paciente. El efecto comienza a notarse pasados tres o cuatro días del tratamiento, y se debe revisar a las dos semanas. “Si la toxina se inyecta en un músculo indeseado podemos provocar una caída innecesaria, por ejemplo, de la ceja o el párpado, lo contrario de lo que se pretende; es decir, una mirada abierta y despejada”, subraya la doctora Méndez de Vigo.
Después de las inyecciones de bótox (mezcla de suero fisiológico y compuesto químico) es necesario NO tumbarse durante al menos cuatro horas, NO realizar movimientos bruscos de agachar o levantar la cabeza hacia el cielo, NO hacer ejercicios físicos intensos o masajear la zona tratada, ya que se podría paralizar algún músculo no deseado. Mayte se veía sus arrugas en la frente y “patitas de gallo” y no le gustaban nada. Ahora está segura de que va a estar “estupenda de la muerte”.
A Mayte le persiguen las sombras de sus ojeras. Los estudios, el trabajo, los madrugones, las responsabilidades, el cansancio, la meteorología… la vida le ha dejado dos muecas y es la hora de actuar con ácido hialurónico de muy baja densidad. La doctora Méndez no busca “gran volumen, sino disimular lo justo el surco amarronado. Obtendremos una mirada despierta, con sensación de paz y tranquilidad”. ¿Existe algún peligro para el ojo -globo ocular-? “NO, siempre que sea un especialista médico quien realice la intervención”, advierte a navegantes.
El ácido hialurónico, que no es un fluido viscoso y extraño para la piel, sirve para rejuvenecer nuestra expresión y dar naturalidad a nuestro aspecto, no para hinchar la cara. Repone volúmenes perdidos; da densidad y firmeza al tejido sin causar efectos secundarios, salvo leves “bultitos” por la inyección que desaparecen rápidamente. En esta fase del tratamiento, Mayte ya contempla disminuida su ojera izquierda: “Está menos hundida y ha quedado muy bonita”.
En los pómulos se inyecta este mismo tipo de ácido hialurónico, para remarcarlos y tonificarlos. Son muchos los pinchazos, pero a Mayte no le duelen… Una vez colocados los pómulos en su sitio, tensados, la doctora Alejandra Méndez de Vigo utiliza otra calidad de ácido, mucho más suave, para refinar los surcos nasogenianos y nasolabiales. La operación “antiedad” casi ha llegado a su fin y Mayte está realmente satisfecha, ya que es la primera vez que experimenta las sensaciones del bótox y el ácido hialurónico inyectados en la piel de su cara y no las tenía todas consigo.
¿Te aconsejó alguien este tratamiento o te enteraste en internet? Primero lo leí en algún foro de la web y luego consulté con la doctora Méndez, quien me aseguró que el resultado me favorecería sin lugar a la duda. ¿Crees que un foro es el lugar más adecuado para informarse sobre salud o tratamientos estéticos? Internet es un medio amplísimo en el que encontramos respuestas a todas las preguntas que nos hacemos. Descubrimos información nueva y variada y hay foros realmente buenos. Lo recomiendo. ¿Te fías de cualquier página web? No. Me fío de las que tienen cierto renombre y muchos comentarios. Me gusta visualizar, leer y contrastar los puntos de vista que tiene cada persona, de sus opiniones. ¿Las páginas web y foros con opiniones son sinónimos de fiabilidad? No del todo; pero en algunos foros los informadores o divulgadores son personas acreditadas por su reputación o por su currículo. No me fío al 100% y por eso contrasto los datos que me ofrecen. Es una herramienta informativa en la que puedes preguntar para luego indagar e investigar. ¿En temas de salud o estética, el foro tiene que estar avalado por un médico? Sí, ya que cualquier persona no puede dar consejos médicos. Las opiniones sobre enfermedades y tratamientos tienen que estar respaldadas por expertos que entiendan de la materia sobre la que se está debatiendo.
Para finalizar este tratamiento en cuatro fases, que apenas duró un par de horas (sin tener en cuenta las sesiones previas de rayo láser y los retoques en las tres o cuatro semanas posteriores), y después de que Mayte recibiera la pertinente dosis de crema de protección solar, la doctora Alejandra Méndez de Vigo emplea una terapia fotodinámica, tecnología de luz visible LED: estimula la producción de colágeno, mitiga el acné o disminuye las inflamaciones. En el caso de nuestra paciente, Mayte, se ha usado LED rojo, que activa los fibroblastos para aumentar el colágeno y renueva las células cutáneas. La piel, que no se calienta, se rejuvence mejorando su apariencia, su hidratación y su firmeza.
Para el doctor Eduardo López Bran, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y especialista en trasplante capilar, “la toxina botulínica y el ácido hialurónico ya han comenzado a dar resultados. En la cara de Mayte han disminuido, en pocos minutos, las ojeras, los surcos y las arrugas dinámicas. En muy poco tiempo, esta mujer lucirá mucho más joven, mucho más sana y mucho más segura de sí misma; señales inequívocas de la salud en cuerpo joven y mente sana”.
Mayte, nuestra protagonista, se marcha de la Clínica Imema con su nueva expresión, su nueva mirada y su nueva sonrisa; es una mujer que “se siente guapa“… está decidida a seguir su camino por esta vida tan competitiva.
Manchas en la piel por los efectos del sol, día a día, arrugas en la frente y en el entrecejo, ojeras pronunciadas y amarronadas, pómulos flácidos, surcos nasogenianos y nasolabiales generados por los movimientos de nuestra boca (hablar, gesticular, reír), y falta de tensión en toda la cara empiezan a ser evidentes hacia los cuarenta …
Manchas en la piel por los efectos del sol, día a día, arrugas en la frente y en el entrecejo, ojeras pronunciadas y amarronadas, pómulos flácidos, surcos nasogenianos y nasolabiales generados por los movimientos de nuestra boca (hablar, gesticular, reír), y falta de tensión en toda la cara empiezan a ser evidentes hacia los cuarenta años de edad cuando nos miramos al espejo; un delator del paso de los años en el hombre y la mujer que desconoce por completo el valor simbólico de la piedad.
La doctora Alejandra Méndez de Vigo, especialista en Medicina Estética, y el doctor Eduardo López Bran, director de la Clínica Imema de Madrid, nos muestran en cuatro pasos “las técnicas más seguras y eficaces para rejuvenecer nuestra piel, nuestra expresión y nuestra mirada” con el fin de obtener la mejor de nuestras sonrisas: rayo láser con luz pulsada para eliminar manchas; bótox para alisar arrugas; ácido hialurónico para suavizar ojeras y surcos; y terapia fotodinámica con tecnología LED para revitalizar el colágeno y estimular la renovación celular de la epidermis y la dermis.
Con el paso del tiempo, la piel pierde luminosidad e hidratación y se vuelve más sensible a las agresiones externas, como los rayos ultravioleta. Comienzan a aparecer manchas solares en la cara, en el cuello y en el pecho (escote), incluso en las manos. “Es un signo claro del envejecimiento”, señala la doctora Méndez de Vigo, “una virtuosa del láser, del bótox y del relleno cutáneo”, asegura el doctor López Bran.
Sin cremas o maquillajes y con la piel perfectamente limpia, se aplica un gel en la cara y se dispara el rayo láser sobre la superficie de la piel. La paciente notará, tan solo, alguna molestia, “punzadas -confirma Mayte- y algo de quemazón”; la piel se quedará un poco “rojita” durante unas horas. Las manchas solares se oscurecen, situación que perdurará hasta una semana después del tratamiento. Luego, la piel superficial de estas manchas se cae. Se comprueba, entonces, que las manchas han desaparecido o son mucho más claras que antes. Para eliminar por completo las manchas este procedimiento se repite tres o cuatro veces, dependiendo de la gravedad de las manchas en el paciente. Cada sesión se efectúa en intervalos de un mes, aproximadamente.
Mayte “aguanta el dolor leve” que le causa la luz pulsada…. el tratamiento molesta en las zonas más sensibles de la cara y en aquellas otras donde se pueda encontrar más acumulación de melanina, ya que el rayo láser la estimula. No todos los láseres sirven por igual para un tratamiento facial. Dependerá del objetivo, ya que no es lo mismo quitar las cicatrices del acné que suprimir manchas solares o atenuar las “venitas” visibles que puedan recorrer nuestro rostro. La calidad del rayo láser garantiza, además, la seguridad del tratamiento. Es fundamental que cuente con el sello de calidad médica que proporciona la Unión Europea, tecnología que solo pueden usar personas altamente cualificadas y con gran nivel de experiencia. “Son intervenciones que no están exentas de riesgos importantes para la salud -dice la Dra. Méndez-. Tenemos que saber qué estamos haciendo en cada momento”.
El tratamiento de luz pulsada se tiene que realizar en invierno, puesto que no se puede tomar el sol, al menos durante un mes, y debemos aplicar, después de cada sesión, crema de protección solar cada dos o tres horas siempre que paseemos por la calle durante el día.
Toxina botulínica (bótox) y ácido hialurónico
Cuando hombres y mujeres comienzan a tener arrugas y surcos marcados en la cara, además de indefinición del óvalo facial -piel fina y flácida-, entran en juego tanto el bótox (marca comercial de la toxina botulínica tipo A) para inmovilizar ciertos músculos, como el ácido hialurónico para rellenar volúmenes perdidos.
El bótox tiene múltiples posibilidades para solucionar temporalmente ciertas patologías, como hiperhidrosis, bruxismo, blefaroespasmo o estrabismo. En el caso estético se utiliza para el tratamiento de las arrugas de expresión del tercio superior facial. Se atenúan los pliegues que van apareciendo en el entrecejo, la frente o lo que denominamos patas de gallo. La toxina botulínica reduce la fuerza muscular o paraliza el músculo. Su efecto es transitorio y es necesario aplicarlo de nuevo cada 4 o 6 meses en función del paciente. El efecto comienza a notarse pasados tres o cuatro días del tratamiento, y se debe revisar a las dos semanas. “Si la toxina se inyecta en un músculo indeseado podemos provocar una caída innecesaria, por ejemplo, de la ceja o el párpado, lo contrario de lo que se pretende; es decir, una mirada abierta y despejada”, subraya la doctora Méndez de Vigo.
Después de las inyecciones de bótox (mezcla de suero fisiológico y compuesto químico) es necesario NO tumbarse durante al menos cuatro horas, NO realizar movimientos bruscos de agachar o levantar la cabeza hacia el cielo, NO hacer ejercicios físicos intensos o masajear la zona tratada, ya que se podría paralizar algún músculo no deseado. Mayte se veía sus arrugas en la frente y “patitas de gallo” y no le gustaban nada. Ahora está segura de que va a estar “estupenda de la muerte”.
A Mayte le persiguen las sombras de sus ojeras. Los estudios, el trabajo, los madrugones, las responsabilidades, el cansancio, la meteorología… la vida le ha dejado dos muecas y es la hora de actuar con ácido hialurónico de muy baja densidad. La doctora Méndez no busca “gran volumen, sino disimular lo justo el surco amarronado. Obtendremos una mirada despierta, con sensación de paz y tranquilidad”. ¿Existe algún peligro para el ojo -globo ocular-? “NO, siempre que sea un especialista médico quien realice la intervención”, advierte a navegantes.
El ácido hialurónico, que no es un fluido viscoso y extraño para la piel, sirve para rejuvenecer nuestra expresión y dar naturalidad a nuestro aspecto, no para hinchar la cara. Repone volúmenes perdidos; da densidad y firmeza al tejido sin causar efectos secundarios, salvo leves “bultitos” por la inyección que desaparecen rápidamente. En esta fase del tratamiento, Mayte ya contempla disminuida su ojera izquierda: “Está menos hundida y ha quedado muy bonita”.
En los pómulos se inyecta este mismo tipo de ácido hialurónico, para remarcarlos y tonificarlos. Son muchos los pinchazos, pero a Mayte no le duelen… Una vez colocados los pómulos en su sitio, tensados, la doctora Alejandra Méndez de Vigo utiliza otra calidad de ácido, mucho más suave, para refinar los surcos nasogenianos y nasolabiales. La operación “antiedad” casi ha llegado a su fin y Mayte está realmente satisfecha, ya que es la primera vez que experimenta las sensaciones del bótox y el ácido hialurónico inyectados en la piel de su cara y no las tenía todas consigo.
¿Te aconsejó alguien este tratamiento o te enteraste en internet? Primero lo leí en algún foro de la web y luego consulté con la doctora Méndez, quien me aseguró que el resultado me favorecería sin lugar a la duda. ¿Crees que un foro es el lugar más adecuado para informarse sobre salud o tratamientos estéticos? Internet es un medio amplísimo en el que encontramos respuestas a todas las preguntas que nos hacemos. Descubrimos información nueva y variada y hay foros realmente buenos. Lo recomiendo. ¿Te fías de cualquier página web? No. Me fío de las que tienen cierto renombre y muchos comentarios. Me gusta visualizar, leer y contrastar los puntos de vista que tiene cada persona, de sus opiniones. ¿Las páginas web y foros con opiniones son sinónimos de fiabilidad? No del todo; pero en algunos foros los informadores o divulgadores son personas acreditadas por su reputación o por su currículo. No me fío al 100% y por eso contrasto los datos que me ofrecen. Es una herramienta informativa en la que puedes preguntar para luego indagar e investigar. ¿En temas de salud o estética, el foro tiene que estar avalado por un médico? Sí, ya que cualquier persona no puede dar consejos médicos. Las opiniones sobre enfermedades y tratamientos tienen que estar respaldadas por expertos que entiendan de la materia sobre la que se está debatiendo.
Para finalizar este tratamiento en cuatro fases, que apenas duró un par de horas (sin tener en cuenta las sesiones previas de rayo láser y los retoques en las tres o cuatro semanas posteriores), y después de que Mayte recibiera la pertinente dosis de crema de protección solar, la doctora Alejandra Méndez de Vigo emplea una terapia fotodinámica, tecnología de luz visible LED: estimula la producción de colágeno, mitiga el acné o disminuye las inflamaciones. En el caso de nuestra paciente, Mayte, se ha usado LED rojo, que activa los fibroblastos para aumentar el colágeno y renueva las células cutáneas. La piel, que no se calienta, se rejuvence mejorando su apariencia, su hidratación y su firmeza.
Para el doctor Eduardo López Bran, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y especialista en trasplante capilar, “la toxina botulínica y el ácido hialurónico ya han comenzado a dar resultados. En la cara de Mayte han disminuido, en pocos minutos, las ojeras, los surcos y las arrugas dinámicas. En muy poco tiempo, esta mujer lucirá mucho más joven, mucho más sana y mucho más segura de sí misma; señales inequívocas de la salud en cuerpo joven y mente sana”.
Mayte, nuestra protagonista, se marcha de la Clínica Imema con su nueva expresión, su nueva mirada y su nueva sonrisa; es una mujer que “se siente guapa“… está decidida a seguir su camino por esta vida tan competitiva.