Un total de 35.615 consultas a pacientes en 2018, un 6,3% más que en 2107, y un número impresionante de 4.150 intervenciones quirúrgicas -4.120 ambulatorias-, un 4,9% superior al año anterior, avalan en 2019 a uno de los mejores equipos de profesionales sanitarios de España: el Servicio de Dermatología del Hospital Clínico Universitario San Carlos de Madrid.
Unidades de melanoma, pediátría, de enfermedades de transmisión sexual, de conectivopatías, ampollosas, de linfomas, Eczemas, de enfermería dermatológica, ensayos clínicos, cirugía dermatológica y micrográfica de Mohs, láser quirúrgico y vascular, dermatoscopia, ecografía cutánea, fototerapia, terapia fotodinámica o cualquier patología de la piel y el pelo son sus objetivos asistenciales.
Y bregan 14 dermatólogos y dermatólogas, con un 50% de su tiempo dedicado a su alma mustidisciplinar, 4 enfermeras, 2 auxiliares de enfermería y 2 investigadoras predoctorales; quienes han posibilitado, además, ser el primer servicio en implantar la gestión clínica y la coordinación asistencial entre los niveles de atención primaria y especializada utilizando la telemedicina.
Otro de sus éxitos radica en ser un centro de referencia en investigación clínica que ha dado lugar a la comercialización de grandes avances terapéuticos en dermatología; pero, sin duda, su mayor satisfacción es la calificación de “excelentes” que reciben de sus miles de pacientes, subraya el jefe del Servicio, el doctor Eduardo López Bran, también profesor de la Universidad Complutense.
“Estas personas que sufren algún grado de enfermedad dermatológica nos tienen en muy alta estima y consideración no solo porque solucionamos sus problemas con una efectividad casi absoluta -incluso los datos estadísticos sobre reclamaciones son despreciables-, sino porque reciben un trato asistencial basado, siempre, en la humanización”, destaca.
Eficacia en el Clínico, la casa de la Dermatología

“La gran mayoría de los tumores de la piel, especialmente melanomas, podemos abordarlos en estadios iniciales y la cirugía será curativa casi siempre. En estadios muy avanzados, aunque sean pocos los casos, debemos recurrir a tratamientos adyuvantes multidisciplinares (coordinación terapéutica con médic@s oncólog@s, radioterapeutas, etc.); una técnica médica aplicable no solo a las neoplasias dermatológicas”, dice.
“Analizamos, buscamos y encontramos tratamientos individualizados -subraya-, y obtenemos resultados muy positivos para la gran mayoría de los pacientes. Además, disponemos de un arsenal terapéutico de última generación que nos permite curar a muchos pacientes de melanoma, más que hace cinco o seis años atrás”, destaca.

“Desde el año 2012, la tasa de mortalidad ha descendido al 0% en este tipo de pacientes. Centramos nuestra labor asistencial en el carcinoma epidermoide -células escamosas-, cuya mortalidad era casi de un 3% en los pacientes trasplantados de riñón antes de ese año. Y de ahí no subimos ni subiremos”, recalca.

“En los casos de dermatitis atópica (DA), además de enseñarles a identificar los brotes de la enfermedad y el uso y aplicación de los diversos tratamientos, también realizamos una labor de educación sanitaria concienzuda con el fin de prevenir dichos brotes, que llegan a afectar gravemente la calidad de vida de los pacientes”, apunta.
“De esta forma, les adiestramos en el control correcto de la temperatura de la calefacción hogareña, demasiado elevada en sus viviendas; en el uso de emolientes diarios -calmantes-; en el empleo de hidratantes y jabones adecuados a su patología; o en la compra de la ropa de cama y vestido para sus hij@s, que deben ser preferiblemente tejidos elaborados a base de algodón”, detalla.

Un buen ejemplo es el de María José Polanco, alumna de quinto de Medicina de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala, una de las universidades más prestigiosas de Centroamérica.
“Durante mi estancia, compartiendo consultas, diagnósticos y tratamientos en las diferentes patologías dermatológicas, más aún en cáncer de piel, he completado mi formación universitaria con un valor añadido del que me siento especialmente orgullosa. Estas semanas me han servido para comprobar el primer nivel mundial del Hospital Clínico San Carlos y la punta de lanza de su labor investigadora”, resume.
La labor asistencial y docente no tendría sentido circular de la realidad sin el complemento ineludible de la investigación clínica y básica: dos claves que permiten incorporar los avances terapéuticos más innovadores a los pacientes

